· Por primera vez un proyecto de esta naturaleza es cofinanciado por el SENA· El convenio terminó el pasado 24 de junio de 2011
Con una inversión de 267 millones, de los cuales el Sena cofinanció 129 millones 400 mil pesos, una empresa de la región se convirtió en un ejemplo de innovación y desarrollo tecnológico a nivel nacional al generar energía renovable a partir de la biomasa procedente de los residuos sólidos resultantes de la producción de la caña de azúcar.
Como propuesta de emprendimiento, el SENA Risaralda suscribió el convenio 0218 de 2010 para apoyar la iniciativa presentada por la empresa Industrias del Pacífico Ltda., que buscaba generar energía renovable a partir de la materia orgánica, conocida como biomasa que en este caso proviene de la caña de azúcar.
El éxito alcanzado por esta empresa, que ha contado con el apoyo del Ingenio Risaralda y Colciencias, parte del desarrollo de un implemento tirado por un tractor con el que ha logrado la producción mensual de 350 a 395 toneladas de residuos de caña que están siendo utilizados por el Ingenio en la generación de energía eléctrica y de vapor para el procesamiento del azúcar y como materia prima para la elaboración de abono orgánico.
Para Julio César Gaviria Santa, gerente de Industrias del Pacífico, empresa ejecutora del convenio que culminó el pasado 24 de junio, “el resultado obtenido en esta innovación es una masa crítica que se generó en una ruta donde la empresa identificó la oportunidad, formuló el proyecto y lo llevó al Ingenio Risaralda que dio apoyo a la idea y el SENA, a través del “Programa de innovación y desarrollo tecnológico productivo”, apoyó la creación y fortalecimiento de unidades de investigación aplicadas y cofinanció la propuesta”.
La empresa, que aportó una contrapartida de 76 millones 100 mil pesos en efectivo y 71 millones 500 mil pesos en equipos, con esta iniciativa ha contribuido al mejoramiento de los aspectos ambientales pues la biomasa, como fuente de energía; ofrece un amplio rango de beneficios, contribuye a mitigar el cambio climático, el efecto invernadero, reduce la lluvia ácida, previene la erosión de los suelos y la contaminación de las fuentes hídricas y, en general, para la estabilidad del ecosistema.
En Colombia, anualmente se cosechan 190 mil hectáreas de caña que producen aproximadamente 500 mil toneladas de residuos y la solución planteada desde la región ha superado las soluciones formuladas en cultivos de otros lugares del país y de Cuba, Brasil y Hawái.
En el caso de Risaralda, la industria azucarera se gestó hace 33 años y desde entonces se han cultivado 15 mil hectáreas, ha producido 2 millones 750 mil quintales de azúcar anuales y 2 millones 500 mil litros de etanol anuales estos últimos convertidos en valor agregado por su utilización como combustible vehicular desde hace cinco años.
En Colombia existen 16 ingenios, varios de los cuales que han avanzado en el mismo proceso con su propia inversión. El sistema utilizado en el Ingenio Risaralda conlleva un mejoramiento de tipo tecnológico ya que lograron reducir las tres fases de recolección de los residuos de la caña (Vagón, máquina picadora o molino y tractor) a dos pasos, al fijar la picadora al tractor y lograr mayor precisión y efectividad.
Como propuesta de emprendimiento, el SENA Risaralda suscribió el convenio 0218 de 2010 para apoyar la iniciativa presentada por la empresa Industrias del Pacífico Ltda., que buscaba generar energía renovable a partir de la materia orgánica, conocida como biomasa que en este caso proviene de la caña de azúcar.
El éxito alcanzado por esta empresa, que ha contado con el apoyo del Ingenio Risaralda y Colciencias, parte del desarrollo de un implemento tirado por un tractor con el que ha logrado la producción mensual de 350 a 395 toneladas de residuos de caña que están siendo utilizados por el Ingenio en la generación de energía eléctrica y de vapor para el procesamiento del azúcar y como materia prima para la elaboración de abono orgánico.
Para Julio César Gaviria Santa, gerente de Industrias del Pacífico, empresa ejecutora del convenio que culminó el pasado 24 de junio, “el resultado obtenido en esta innovación es una masa crítica que se generó en una ruta donde la empresa identificó la oportunidad, formuló el proyecto y lo llevó al Ingenio Risaralda que dio apoyo a la idea y el SENA, a través del “Programa de innovación y desarrollo tecnológico productivo”, apoyó la creación y fortalecimiento de unidades de investigación aplicadas y cofinanció la propuesta”.
La empresa, que aportó una contrapartida de 76 millones 100 mil pesos en efectivo y 71 millones 500 mil pesos en equipos, con esta iniciativa ha contribuido al mejoramiento de los aspectos ambientales pues la biomasa, como fuente de energía; ofrece un amplio rango de beneficios, contribuye a mitigar el cambio climático, el efecto invernadero, reduce la lluvia ácida, previene la erosión de los suelos y la contaminación de las fuentes hídricas y, en general, para la estabilidad del ecosistema.
En Colombia, anualmente se cosechan 190 mil hectáreas de caña que producen aproximadamente 500 mil toneladas de residuos y la solución planteada desde la región ha superado las soluciones formuladas en cultivos de otros lugares del país y de Cuba, Brasil y Hawái.
En el caso de Risaralda, la industria azucarera se gestó hace 33 años y desde entonces se han cultivado 15 mil hectáreas, ha producido 2 millones 750 mil quintales de azúcar anuales y 2 millones 500 mil litros de etanol anuales estos últimos convertidos en valor agregado por su utilización como combustible vehicular desde hace cinco años.
En Colombia existen 16 ingenios, varios de los cuales que han avanzado en el mismo proceso con su propia inversión. El sistema utilizado en el Ingenio Risaralda conlleva un mejoramiento de tipo tecnológico ya que lograron reducir las tres fases de recolección de los residuos de la caña (Vagón, máquina picadora o molino y tractor) a dos pasos, al fijar la picadora al tractor y lograr mayor precisión y efectividad.
Además, estos residuos son combustibles, pues cuatro toneladas equivalen a una tonelada de petróleo lo que significa que es posible producir azúcar o etanol sin consumo energético externo, demostrando que esta autogeneración de energía es amigable con el ambiente.
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